El le parafraseo al oído mil
frases, la encontró en sus sueños en una banca, y la mortifico en realidades, le perdió el
rastro tras un par de encuentros… De
nuevo la encontró renaciendo entre colillas de cigarrillo, y una cama de
whisky. Su lengua empujo al oído de la joven el siguiente poema:- “Déjame
anclar mi averiada barca en la atarazana de tus brazos y que tus manos
reconstruyan la embarcación de mis sentimientos. Déjame embriagarme en la
profundidad de tus aguas y sumergirme entre las olas de tus deseos para saciar
la sed y mi apetito apasionado. Mucha agua fue vertida desde el día que las
sabanas fueran un pigmento, un matiz, una sombra, un elemento, una huella que a
tu esencia trascendía. Quede en ti, confinado en mi almohada, con las horas
rumiando tus parajes, cual playa que a las olas dan hospicio. Mi razón va
sedada en madrugada cuando evoco tu céfiro en mis viajes, dormido, cual bajel
en precipicio. Ahondar en tu cuerpo es un viaje, una travesía, un riesgo que
quiero volver a correr, quiero verte, saber cómo estás, sentir el olor de tu
piel y arrastrarte de nuevo a mí.”
A lo que la alicorada mujer respondió:
-¿Por que no estas aquí ahora? ¡Porque!
Si siento el aroma de tu sudor secándose en mis senos, tus labios colorados de
tantos besos, esos ojos dormidos que me alteran las entrañas que me encienden
la lujuria de una manera que no imagina,
esa espontaneidad que eres que simplemente me hace quererte tener sujeto a mi, que
me fumes y me consumas hasta el cansancio, que te aferres a mi clavícula con tus dientes,
y cures heridas con tu lengua, que seamos víctimas de la música, que atentemos
contra el otro, que me tomes con fuerza y me sostengas con tu mirada, hazlo con
tu hambre, flota entre mis suspiros y deja me entrometo en tu excitación. Como
una horda caníbal se desato el amor, descanse y halle la paz en el sueño, un evento que
nunca había sido. Despertar y darme cuenta que solo recargábamos deseos de
seguir perdidos en la piel del otro, donde la ropa estorbaba, y la seducción
nos manipulaba, yo te sentí tan mío, como mi cuerpo mismo. Esos besos eran mas
que eso, eran el primer acercamiento de mi ser hablándote y contándote todo lo
que te había esperado, no fue solo contacto y temperaturas a punta de fricción,
fue cadencia entallada en amor libre... te sentí mío, y mi cuerpo te reclama.
Ella dejo de mirarlo prendió otro
cigarrillo, y prosiguió: -Siendo pobres de conformismo, tratamos de encajar el
uno con el otro, formando un ambiente de sugestión y deseo, traspasaban las
sábanas el hambre y el coraje, llegando por momentos a tocar el techo en la búsqueda
de sí mismo en el otro...-Paro un momento, bebió un sorbo de whisky y completo :
-Yo te sentía, en mi sangre, recorriendo cada trazo de mi cuerpo y estallando
con furia en tan sólo un beso, devolviéndome el aliento que quitaste con tu
presencia, acariciaba tus labios y moría por tenerlos, en mí. ¿Acaso creías que
solo tú me extrañabas?...
El sujetó su mano, la miro a los
ojos, mientras ella buscaba sus pupilas y sostenía las aguas en su iris - He
sido tuyo, tan tuyo como mío. He perdido la cuenta de las horas en las que te
he pensado, en tan poco tiempo, el mundo se ve bañado de deseo, de tus
palabras, de tu poesía, de tus piernas y del dulce sabor que aún tengo en mis
labios. Así que no entrañemos el tiempo ni la distancia, porque pronto
coincidiremos en el mismo espacio, en el mismo momento; y sabrán tus labios
sincronizarse con los míos, danzando al paso de la canción que tú decidas. Será
furia, será silencio, pero sabremos qué ritmo escoger, según lo decida el
tiempo.
Nuestro tiempo será ordenado por
nuestros deseos, cuando ellos quieran nos guiaran a nuestro encuentro, donde
solo seremos verdades encontrándose.
Ella sonrió, - Haces de esto un
laberinto que quiero atravesar. –El se acerco a su cuello y le susurro, - ¡Encontrémonos
y perdámonos!
(...)