Asesinemos a Fomoré, despertemos
a Nezha, sacudámosle los pulpos a freyja, suena cansada, matemos sus demonios e
invitemos a cenar a sus ángeles, los coros mas hermosos la han de aplaudir, cuando
alcance sus sueños, cuando sus sueños dejen de quitarle el hambre, y su hambre
de grandeza le balance la vida, aun no despierta, cuando sea grande, cuando se pudra, o se termine de descomponer,
cuando confronte a sus drogados cantos de diversos llamados en armas, en agudas
consonantes de pureza, pesada o liviana como montes de arena o caballos
voladores no hay periplo, no hay retornos, las tierras conocidas se han dividir en un sin
fin de expectativas , es hermoso decir que hace mucho no me sentía tan feliz,
las cosas han de mejorar, fuego con fuego ya no la ha quemar, deleita y
explota, persigue y aprieta, alguien me
explica ¿que es esto? Mover los hombros y el cuello a un ritmo loco, ese mismo
ritmo que me hace olvidarme de mi interés territorial, y solo disfruto de las
guerras alternas de su mente y mi corazón, un trueno, un rayo, un bastardo
torrente de luchas que han de desgastar
mis múltiples desordenes, e incoherencias permitidas por mis manos,
cultivadas en mis oídos, y distribuidas en mi cerebro, bajando por las
victorias, y ascendiendo en derrotas, en
semillas corinto, que han de renacer unos ojos de nadie, de un nadie que se los
dono a ella. Nezha… ¿cuando has de despertar? (…)