Te mire directamente a tus
desafiantes y misteriosos ojos, arriesgándome a sentir debilidad y ser vencida
por tu seguridad, al igual que tu poseía, a mi favor labios rojos… una mirada
sensual…acompañada de ciertas curvas en mi cuerpo…tu cabello negro, era
bastante sensual para mi gusto, estaba a punto de caer de rodillas cuando te
retractas y me dices –tu belleza parece maldad pura…podrías venir del infierno ¿sabes?
sonrío desafiante, observo tus labios, muerdo los míos y contesto –si la mujer
viene del infierno, o más bien si yo provengo de el… por consiguiente…tú ya
estas ardiendo en llamas.
Marcas una pequeña sonrisa y me
miras de cabeza a pies, provocándome, para hacer mi ataque, reprochas y dices -y
si la mujer, o más bien tu eres una divinidad celestial, ¿Qué dices a ello? Te miro
a los ojos –sí, es así, simple ¿no?... ya tienes el edén asegurado con migo, me
acerco a ti y te beso bruscamente, te muerdo fuerte, como cuando una fiera
lanza el primer sargazo, asegurando a su presa, me alejo un poco de ti, dando
pie a que te acerques, y empiezas a tener control sobre mi dejando huella de tu
lengua por mi piel, dejando la sublime marca de la pasión en los dos.