miércoles, 19 de octubre de 2016

El Degollé

Como navegar en esas aguas que no son mías, soy libre pero a la vez presa. No tengo permiso de avanzar pero tampoco puedo quedarme, tuve alas y me las cortaste, crecí como sirena para navegar profundo y me diste piernas, tenía ojos y me clavaste espinas, me alimente de imágenes y me castigaste como asesina, fracase como fémina y procure ser varón, medí mis fuerzas y caí desmayada, arrastrándome entre golpes veía lejos ese sendero de arcoíris y esa anhelada tranquilidad, cosa que hace mucho no se presenciaba en estas pieles quemadas por el huesos, estaban teñidas por la corrosión de tus sentimientos, y aun así mi amor libre te daba, pero no querías desenterrarme los anzuelos.
 A veces el amor fue una tontería, y al escapar pude mostrarme como era, tirana, dañina, una dama del romance oscuro. Cuando me volviste atrapar con tus redes de pesca mis escamas estaban peladas, y mis rasgos podridos como si la belleza se hubiera encapsulado en mis ojos, y fue ahí donde tu infierno empezó a arder.

 Creías que mi locura era porque el cielo estaba nublado, pero las serpientes que me socorrían de tus besos con mal aliento, eran las que me daban pinceladas de cereza,  ahí comprendí que no había nada malo conmigo, que lo único que hice fue amarte, cruzaste los muros, rompiste mi pulcritud, te sentenciaron por los castigos que me diste, y tu condena será vivir eternamente enamorado de esta plaga acuática. Persiguiéndome por mares, dándome piernas en vez de alas, saboreando la muerte en lenguas y acompañándome hasta el alba, descenderemos hasta la luna, y subiremos hasta el océano…melancólico, feliz, diurno y nocturno, eterno y efímero, justo así como eres tú, y como soy yo.