Hoy es un buen día para
despertar, me levante con la cara empañada de arcoíris, pero no uno colorido
sino más bien un tono mate, distinguido por la hipocresía sarcástica de las caóticas
perfecciones de la vida, confabulada con el caos y el desperdicio de lagrimas,
mientras otras caras despertaban festejando al calor fugaz de unos sudores de arranque, la luna nostálgica me acompañaba
con sus múltiples ojos, y los cráteres terrestres que intentaban abrazarla se confundían
como amantes drogados, la luz ceguera, la oscuridad de paz, una memez paralela
a los ojos de la bóveda celeste, donde se incurría la sangre de los miserables,
mentirosos y sádicos humanos de la vida atareada, ladrar por ladrar, escupir
por tragar, discernimiento afligido por
las horas veraniegas, níveas, blancas, contraproducentes, y barrenas, así que mantengamos la calma y dejemos que los
intervalos infinitos se consuman, hasta que el desperfecto de la vida nos
termine consumiendo, así que ¿no es hoy es un buen día para despertar?, Millones
de clepsidras nos cuelgan del cuello, ¿cuanta biografía te queda por escribir? ¿Cuánto tiempo piltrafa tienes? Así que pensándolo
bien, hoy si es un buen día para despertar, pero, ¿acaso todos los días no lo
son? .