martes, 5 de enero de 2016

Asgard (El reverdecer de Nezha)

Asesinemos a Fomoré, despertemos a Nezha, sacudámosle los pulpos a freyja, suena cansada, matemos sus demonios e invitemos a cenar a sus ángeles, los coros mas hermosos la han de aplaudir, cuando alcance sus sueños, cuando sus sueños dejen de quitarle el hambre, y su hambre de grandeza le balance la vida, aun no despierta, cuando sea grande,  cuando se pudra, o se termine de descomponer, cuando confronte a sus drogados cantos de diversos llamados en armas, en agudas consonantes de pureza, pesada o liviana como montes de arena o caballos voladores no hay periplo, no hay retornos,  las tierras conocidas se han dividir en un sin fin de expectativas , es hermoso decir que hace mucho no me sentía tan feliz, las cosas han de mejorar, fuego con fuego ya no la ha quemar, deleita y explota, persigue y aprieta,  alguien me explica ¿que es esto? Mover los hombros y el cuello a un ritmo loco, ese mismo ritmo que me hace olvidarme de mi interés territorial, y solo disfruto de las guerras alternas de su mente y mi corazón, un trueno, un rayo, un bastardo torrente de luchas que han de desgastar  mis múltiples desordenes, e incoherencias permitidas por mis manos, cultivadas en mis oídos, y distribuidas en mi cerebro, bajando por las victorias, y ascendiendo en derrotas,  en semillas corinto, que han de renacer unos ojos de nadie, de un nadie que se los dono a ella. Nezha… ¿cuando has de despertar? (…)

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