Vos con tu poder autónomo, vos con tus putas rabias,
con tus sabias trabas, con tus obstáculos elevados, vos vida, vos muerte. Me
borras el rastro de una mujer afrodita, vos que me dejabas poseer un rastro de rosas de sensualidad y en mi
piel una tierra de exquisitez, pero ahora, me miro, y me rio, a lo que lloro, y
lloro a lo que rio, pues no esta mas que presente las cenizas que ya se
convierten en una maleza tan común, me rodeo de tanta saliva de ignorancia, y
esas mismas me lamen, contagiándome y bañándome en ello. La poeta carmesí, ya
no exhibe su clavícula como una joya a lucir, sino como las sombras raspantes
de su existencia, sus ojos cafés ahora se cubren de miedo, y la rodea una capa
roja de sangre que le apaga cada vez la mirada, los cabellos desteñidos, los huesos
vestidos con un toldillo de piel, me asusta, me atemoriza, me avergüenza, me matas puta vida. Un abono
tendría un proceso químico mejor elaborado
que esto, un estiércol tendría mejor nombre, pero para que perfumar una
ramada de mierda.