viernes, 22 de enero de 2016

Cortes (Efecto Laurel)

Como una novela sin fin, acabado de pasión  y con fuego incitante de rebusque, se consumía en soles, los ojos de un negro con influencias de las purezas de los laureles, saturado de paciencia carisma, descontrol, peso en levedad, y una calma mental insoportable.
En afanes del día, su sangre la empujaba un ritmo rápido, un tempo inalcanzable, un punk corrosivo, fruncía el seño a las adversidades, golpeaba con más fuerza que la corriente, se sacudía los pesares, y enterraba los temores, disfrazaba sus dolores de impunidad. Como los artistas extraía el fango más putrefacto, y lo procesaba a una perfección fascinante.

Era la mancha de las sombras, y era la luz jodida de un pasillo, poseía la piel desteñida de un extraño, tres lunares que le geometrizaban el hablar, también tenia de esas miradas que no se ignoran,   potentes, oscuras, como un caos atareado, y un corazón vehemente.