Hoy que los eclipses me cubren,
hoy que el firmamento me cubre, hoy me despojo de mis sueños de alma, me doy
cuenta que mi geb está enterrado en mis
recuerdos que hace ya bastante retoño el amor que el sembraba en sus besos
hacia mí, que mi naunet, que ser más hermoso ese naunet, ese mismo que se ha hundido
en mi oscuridad, se ahogó y revolvió las aguas de su amor para ahogarme en
venganza, una venganza pura, tierna así de hermosa como el mismo, como lo amo,
como amo sus ojos de ron embriagantes de agua, sus aguas de licor me drogaban
de amor, y mi belenus, hay mi belenus en las tostadas arenas aztecas,
desiertas, desiertas de mí, y de el
mismo, donde lo único que enciende su llama son las temperaturas frotadas al
son de su ´piel, cuando antes tras puntos, comas, sudores, caricias, sonidos y paraísos
perdidos le prendía los poros, le incendiaba el cuerpo y le incineraba los
perfumes del alma, donde solo yo conocía su ser y le cegaba la saliva y ese céfiro
aire
tan fugaz que solo me llena a punta de vacíos, vacíos tan hipócritas que
solo me recalcan lo sola que me siento, sola, tan sola como esta manta de papel
que me acompaña a diario arpas cortantes de las melodías más pesadas de las más
hermosas pesadillas, pesadillas ustedes tres, tres porque el cuarto nunca ha
existido, naunet, belenus sálvenme estoy en el final de las llamas, mi confuso
aturdimiento son solo pistas que aún no entienden, y geb gracias por llegar,
espero solo la despedida final…
Háganme saber, saber, perder, y
despedir…
Pero háganlo, me duele más la
espera que la despedida…
Con un infinito amor, con el
amor que los amo, con el odio que jamás
les tendré, con la piel que ni culto rendirá a ustedes, mis dos relojes, mis
dos guías, mis dos rutas, mi fuego oscuro, mi agua luminosa y pura… mi naunet…
mi belenus…