Siempre la veo desde una banca de
concreto, siempre con la necesidad urgente de seguirla en mis pupilas, intentando
descubrir su mirada compleja, mis sueños atraídos por “una maldita flaca con
los huesos bien puestos” con poca carne abrazándole el calcio, arterias como cañerías
escupidas de cañerías, esa pretensión de “buscar el sabor de su saliva”,
arrancarle el pellejo, curarle el ardor de las heridas infectadas, en mi afán de narcosis, no me enteraba que mi
cielo me ahogaba, en pequeños planetas de miradas, era mortal, como el teñido de sus cabellos, como lo
descarnado de sus caderas, como su color café, quiero sentir con ella esa
corriente que me recorre de los pies hasta el cuello cuando la pienso como
antes, antes de haberla visto, antes de besarle la mejilla, antes de escuchar a
los dramáticos sopranos sobre una laguna oscura de música.
viernes, 27 de noviembre de 2015
viernes, 20 de noviembre de 2015
Laurel (Palmira)
Mírenlos hay sentados como miserables mientras yo sentada haciéndoles
compañía, el autobús se movía a ritmo de
sus impulsos acelerados con el morbo de
pesos, mientras por la ventana transcurrían mis sueños embusteros empalados en
hojas de mata ratón, troncos de caña dulce renacían del suelo, el viento disperso
con unos cabellos rojos se chocaban con unos rayos amarillos de sol y a lo
lejos se divisaba una blanda cama de nubes, ellas recostadas en los andes del
valle. Al entrar en la ciudad se veían unos pocos cultivos de millo, cultivos
guerreros, señal de deserción, deserción que solo yo veía por las ventanas, y
se inyectaban a través del cristal hasta las pupilas, por hay uno que otro mal amor,
arraigado uno que otro charco apantanado, troncos gemelos, puertas cerradas, un
viejo y un libro oxidado, paredes con bloques de concreto que encogían y almacenaban la patria, carreras cuarteadas, se acerca mi
destino pues la curva y el volteo del auto me lo informa, esquinas con labial y
condón, niños arrastrados y felices, enrejados con delirio de éxtasis, las cerámicas, cemento, reja y madera,
bañados por un putrefacto pus de humanidad, formas del ente urbano, las bolsas
negras con basura a medio hacer, las ancianas con cajitas de trabajo y mis
ganas de escribir, la alegría de sus colores palpitantes sus olores tan terrosos
y mortíferos, las galerías bañadas de comercio, allí en las edificaciones tan
lejanas pero tan cercanas de nuestro tiempo actual. (…)
sábado, 14 de noviembre de 2015
Bruchevelle
Sentencia oscilante la que
guardas en ese par de ojos gigantes, par de piedras negras volcánicas, como con
ese iris tan bruno, atezado, y oscuro, vez las luces de esta urbanidad fluorescente,
unos cabellos extremadamente oscuros te
cobijan la piel por completo, una piel con sabor a copal, entre inciensos de humo blanco, se
distingue de nuevo una figura oscura que
te descubre desde el rincón donde siempre te apoyas, frente a ti, una cerveza
oscura, la sensualidad sobre protege tu interioridad calmada y mansa, como solo
tu sabes cubrirla. Y como dejar de lado esa piel de roble, perfecta para añejar
los mas deliciosos licores de fulgor…
Quemo frente a ti las varas de
copal, que al calor de tus sudores se evaporan, la exudación producida por tu mística,
me oculta la realidad que nos rodea, una realidad falsa, confundidos por la presión
de la resina, te inspiras a volar en notas musicales, dejándote extraviar por
tu música envolvente, una rebeldía aromática , “mirando al mar” de tus
pensamientos solo me entero que no tengo mas que dudas, pues tu complejidad es
exquisita, “siempre traes” la condensación absurda de abstención, deja que te
fume como un porro de fantasía, explotando
en mil colores abstractos, deseos imprecisos
, y un hambre indefinido. Bruchevelle proclamado artista y
triunfador, Le bruje apodado, Javier bautizado, y por mi idealizado.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Entraña Clepsidras
Hoy es un buen día para
despertar, me levante con la cara empañada de arcoíris, pero no uno colorido
sino más bien un tono mate, distinguido por la hipocresía sarcástica de las caóticas
perfecciones de la vida, confabulada con el caos y el desperdicio de lagrimas,
mientras otras caras despertaban festejando al calor fugaz de unos sudores de arranque, la luna nostálgica me acompañaba
con sus múltiples ojos, y los cráteres terrestres que intentaban abrazarla se confundían
como amantes drogados, la luz ceguera, la oscuridad de paz, una memez paralela
a los ojos de la bóveda celeste, donde se incurría la sangre de los miserables,
mentirosos y sádicos humanos de la vida atareada, ladrar por ladrar, escupir
por tragar, discernimiento afligido por
las horas veraniegas, níveas, blancas, contraproducentes, y barrenas, así que mantengamos la calma y dejemos que los
intervalos infinitos se consuman, hasta que el desperfecto de la vida nos
termine consumiendo, así que ¿no es hoy es un buen día para despertar?, Millones
de clepsidras nos cuelgan del cuello, ¿cuanta biografía te queda por escribir? ¿Cuánto tiempo piltrafa tienes? Así que pensándolo
bien, hoy si es un buen día para despertar, pero, ¿acaso todos los días no lo
son? .
viernes, 6 de noviembre de 2015
Azazel
Las mañanas naranjas de los
despertares obtusos de mis ojos, se confundían con los cristales oculares de
sus fanales, intentaba conjurar un mal
de ojo que reglamentara el estrés y el calor que sentía así hubiera un frio allá
afuera, miraba a todo lugar intentando buscar inspiración pero lo cierto era
que terminaba como al principio, sin fundamento, sin mensaje, pero con un millón
de pensamientos embalsamados en las esmeraldas caídas de sus ojos, ¿de que
color son? A veces son verdes, a veces café claro, a veces
como el sol, perfección en su esplendor, como en un cosmos paralelo que
no visito hace mucho, recuerdo que en un nota de aire le dije -amo tus ojos…
-son tuyos, respondió, -yo vivo encantada con ellos, -yo vivo encantado con
usted completa, al terminar la frase, mi éter viajo hasta los centros blancos
mas iluminados de opacas bombillas flotantes, rojas, naranjas, y amarillas según
recuerdo. Mi falta de concentración, generaba un hacinamiento de ideas, una aglutinación
de masas pensantes, que querían pedirle
mil mañanas y unos cuantos despertares más, que tras tanta presión me harían
desearle en aumento matutino, mis visiones nauseabundas, un bálsamo puritano,
tu posición austera, me enalteció a invitarte a conquistar todas mis mentiras,
para escupirnos un montón de verdades, como los demonios y héroes mas incitantes,
trasladando los colores anteriores a un vapor húmedo de cannabis alevoso, pérfido
como solo tu cuerpo, pero es garbo tener la esperanza del usufructo de tu
entidad corporal.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Parcela Aséptica (Siloé)
Noreña era un apellido de las
tierras, por donde una niña corría como muñeca de trapo, cual muñeca que aprendió a caminar en
semejante contorno urbano, corría por
las escaleras cuarteadas de cemento y cincel, hasta su primera década el Noreña
vivió para mutar en un perfume Rodríguez a base de orquídeas negras, maíz, y
patatas.
Una cabellera negra que se chocaba con los
ventarrones nauseabundos de los caños oscuros, sudores de la ciudad penetrados
en polvos coloridos mezclados en el aire de un Siloé nuevo, que con mucho
esfuerzo apenas abría los ojos a los despertares purpuras, que se evaporaban
con un cansancio azul de trabajo y faena, carroña y placeres, robos y fantasías,
cosidos por un “amarre de sueños”.
Con el traspasar de años,
raspados como el arco de un chelo, la mujer en cuestión, nacida de
expectativas, cual luthier fabricante, renacía como una María, hermosa llena de
vida, que atrapo millones de soles de arena, bañados en tormento de azufre, creyó
tener el cielo en la boca y olvido aterrizar los pies en el pavimento, estuvo a
punto de asfixiarse entre cortadas profundas de las paginas empañadas de letras
y sabiduría, dichas paginas congeladas
en el desvelo profundo de su amor a semblanza. ¿Cuánto tiempo a pasado desde
que la muñeca camino? ¿Desde que ella muto en perfume de hormonas? ¿Cuándo se convirtió
en neuronas andantes?... Ceneida, mi señora, entre los amoniacos oxidantes de
tu pelo, un asfalto líquido de cemento te rodea los recuerdos vagos de un
pasado, ese mismo que te rodeaba de soles lóbregos, visiones de plasma infraganti
entre monóxidos de autos atorados en pieles, una tosquedad airada de la vida, bitácoras
de un monte caleño, que perdura en unos recuerdos que no conoces. De Allí hasta acá, sangre de fuego y
viendo, palpitando a flor a pasiones Maria Ceneida Noreña Rodriguez.
Con el mayor aprecio Natalia Hoyos.
martes, 3 de noviembre de 2015
PERIPLO
Con las escamas corroídas por fuego, con las agallas
airadas de flores, en brazos de la muerte corriendo a las cadenas de lo oscuro,
me callaban los ruidos, el cristal oxidado de paraíso, los esclavos me coloreaban la cornea de arco iris, hermosas
visiones me perturbaban el cerebro, mientras la mente jugaba a distraerme, los funerarios se acercaban a mi por en medio
de la habitación, el frio caluroso me envolvía, el calor helado me confundía,
el sueño me despertaba, mientras la sangre apresurada subía a mis labios tornándolos
rojos, cubierta de fiebre verde, una angustia dulce me mojaba la lengua, lo
psicótico de la luz me hacia extrañar la oscuridad mas hermosa que me envolvía
en medio del humo y pañuelos con cabezas de carneros, mientras una batería
podrida se escuchaba al fondo, me
levante… las escamas se caían de mis piernas y me enterraban , en las mas
calmadas aguas de mis pesadillas, el horror era excitante, flores de amapola se
enredaban en mi cabello, llevaba mi nombre al sol mas asombroso, de repente el
pasillo termino y no había mas que oscuridad, las paredes trasparentes cuarteadas,
las paredes trasparentes que no dejaban ver nada mas que la infinita oscuridad, el hambre
disfrazado de niños, la decadencia disfrazada de niña, y millones de cohetes de
marihuana retumbando por el estrecho lugar soltando un montón de necesidades que
mi mente desconocía, cubriendo mi cuerpo y mi aire envuelto en gritos,
gruñidos, y guturales precisos a la
perdición, que me llevaban a un éxodo seguro, los imperios clandestinos de ficción
se hacían realidad en mi mentira, mi farsa vestida de blasfemias, hacían
condensar encima mío una campana del infierno color corinto, transformarme en una diosa caída, la batería de
fondo se aclaraba, mis pesadillas me subían al podio, un trono putrefacto con hongos
y lombrices que me atravesarían el cuero hasta los mas posible, la piel virgen
retumbaría en un calvario de rosas, y finalmente trasportadas a los bombos de
la batería, mire hacia abajo y el cielo ardía, estoy caída pero desde mi perspectiva
sigo en caída libre, mi apocalipsis era el mas hermoso de los génesis, de nuevo
la belleza de mi perdición sacudía mis temores, al frente de mi un todo, un
todo cercado por un muro que no me dejaba seguir, pero si mirar por entre las grietas,
la vida humana había arribado, la hambruna de poder me había dopado, mordí mi
lengua hasta beber por sed, mi propia sangre, las arpas me llamaban a lo mas
profundo, y a su vez la batería se calmaba, la luna enceguecida me hacia señas
por los espacios en que el sol daba su permiso, me decía que la siguiera también,
mi alma se desvaneció en estrellas que me desprendió pedazos de piel, lloraba
hasta mas no poder, y no entendía lo que pasaba, ardía en fuego helado sagrado,
guardaba mis ojos para verlo todo, un masoquismo común me hacia desear mas, la
tristeza me llevo a vagar por las corrientes de humo que salían disparadas del
lugar, mi espíritu rebelde inexistente o cautivo, corría afanado puesto que la
luz lo ilusionaba con el escape, me
negaba a vivir en el ruido caótico del silencio, la avaricia tinturaba las
entrañas de mi cuerpo enterrado en el polvo, yo anhelaba vivir…vivir…¿vivir?
Aun me preguntaba que significaba aquella cosa, el exorcismo del caos me enseño
la paz, la justicia del caos me reprendió de la guerra, la señora de la
oscuridad me bautizo, pero no conocía la vida, no había futuro, no había
presente, ni un pasado, solo una oscuridad aplaudida por entes desaparecidos,
por victimas de la vida, asesinados por la vida, vivos de la muerte…
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