Estaba sentada en el junco de un
parque cercano a ningún lado, en un lugar pintado como el paraíso sombrío de
una tierra que no conocía, de repente sin aparecer de la nada estaba la silueta
de un ente admirable que nunca había visto pero me era muy familiar, empezamos
a hablar como un par de desconocidos, un par de desconocidos que se conocían
muy bien, la superficialidad de las
palabras eran muy profundas casi tanto como el juego de miradas que
practicábamos desde que nos vimos,
llevaba un montón de accesorios que me distraían el pensamiento, pero
como fuera siempre aterrizaba de nuevo en su iris, un iris opaco, y justo como
dijo el las cosas mas bellas no son siempre coloridas, un baño gris de tabaco
me nublaba su rostro pero apenas se despejaba, me dejaba admirarlo y fantasear
vagamente con algo que ni el ni yo sabríamos que pasaría, deseaba que pasara ¿Qué pasara? ¿Qué era? A quien engaño,
le mentía a mi mente perpleja, era una
farsa, nuestros ojos ya estaban encerrados en una capsula inhóspita, solo de
los dos. El me hablo durante horas de su paraíso terrenal, sobre los paisajes
que le gustaban, me gustaba observarlo, me gusto escucharlo, me gusto que me
hablara, simplemente su presencia puso en practica la sensualidad de mi
feminidad muerta, digo muerta pues hace ya mucho que las palabras del día a día
era tintura de una soledad auto infringida, me gustan las cosas simples, la
simpleza es la belleza en su máxima expresión,
lo puro es simple, para que adornar la sangre si ya es bella solo con el
hecho de ser sinónimo de vida, para que mas licor al vino si ya amarga por si
solo, como el café, que bien con su amargura nos envicia nos enamora, el no
necesita sobredosis de azúcar por si solo ya es mas que perfecto, embriagante
en su aroma. Tenerlo allí, sentado sobre
una sencillez perpetua, no pediría mas,
cadencia cortante, fugaz aparición, como dueles, y como olvidar las miradas
cómplices del pasado que no existía, miradas que anhelaban un futuro que ya
conocían, que ya habían experimentado en otros pero no en ellos, Pero era tan
solo la causa de mi enamoramiento, era solo la perspectiva ciega de una herida
abierta, quizás solo veía en el un prototipo adecuado, un antídoto para un
corazón un poco toxico, miedo me dijo el, ¿tal vez me descubrió? O ¿tal vez
solo me dio una buena excusa? Pudo ser un error, pero uno bastante productivo,
fueron horas bonitas, me enseñaron lo que conocía y lo que quería plasmar mas
que en letras, deje de ser invisible, siempre estoy en medio de todo, pero casi
como un punto ciego, todos me ven, pero nadie me observa, el lo hizo, mas allá
de unos ojos coquetos, mas allá de unos labios bonitos, mas allá de un cuerpo
cubierto por ropa gigantesca, mas allá de la voz gruesa y poco fémina que me
caracteriza, eran dos artistas amándose con un muro de aire en medio, dos
artistas que se veían reflejados en las pupilas del otro, ¿Cuál es tu
inspiración? Todo y nada, la inspiración viene de todo, pero es muy bueno
cuando es conducida o inducida, si el supiese que en ese momento justo yo
quería inducirle de una manera no muy superficial la inspiración, el curso de
la noche hubiera sido muy diferente, yo quería cualquier cosa que relacionara
mis labios y su piel, no quería pedirle permiso, tampoco lo necesitaba, pero si
al menos una señal sublime me hubiera dado, creo que mi piel hubiera
encontrado.
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