lunes, 15 de junio de 2015

Atespos (Una respuesta)

Estaba sentada en el junco de un parque cercano a ningún lado, en un lugar pintado como el paraíso sombrío de una tierra que no conocía, de repente sin aparecer de la nada estaba la silueta de un ente admirable que nunca había visto pero me era muy familiar, empezamos a hablar como un par de desconocidos, un par de desconocidos que se conocían muy bien,  la superficialidad de las palabras eran muy profundas casi tanto como el juego de miradas que practicábamos desde que nos vimos,  llevaba un montón de accesorios que me distraían el pensamiento, pero como fuera siempre aterrizaba de nuevo en su iris, un iris opaco, y justo como dijo el las cosas mas bellas no son siempre coloridas, un baño gris de tabaco me nublaba su rostro pero apenas se despejaba, me dejaba admirarlo y fantasear vagamente con algo que ni el ni yo sabríamos que pasaría, deseaba que  pasara ¿Qué pasara? ¿Qué era? A quien engaño, le mentía a mi mente perpleja,  era una farsa, nuestros ojos ya estaban encerrados en una capsula inhóspita, solo de los dos. El me hablo durante horas de su paraíso terrenal, sobre los paisajes que le gustaban, me gustaba observarlo, me gusto escucharlo, me gusto que me hablara, simplemente su presencia puso en practica la sensualidad de mi feminidad muerta, digo muerta pues hace ya mucho que las palabras del día a día era tintura de una soledad auto infringida, me gustan las cosas simples, la simpleza es la belleza en su máxima expresión,  lo puro es simple, para que adornar la sangre si ya es bella solo con el hecho de ser sinónimo de vida, para que mas licor al vino si ya amarga por si solo, como el café, que bien con su amargura nos envicia nos enamora, el no necesita sobredosis de azúcar por si solo ya es mas que perfecto, embriagante en su aroma. Tenerlo  allí, sentado sobre una sencillez perpetua,  no pediría mas, cadencia cortante, fugaz aparición, como dueles, y como olvidar las miradas cómplices del pasado que no existía, miradas que anhelaban un futuro que ya conocían, que ya habían experimentado en otros pero no en ellos, Pero era tan solo la causa de mi enamoramiento, era solo la perspectiva ciega de una herida abierta, quizás solo veía en el un prototipo adecuado, un antídoto para un corazón un poco toxico, miedo me dijo el, ¿tal vez me descubrió? O ¿tal vez solo me dio una buena excusa? Pudo ser un error, pero uno bastante productivo, fueron horas bonitas, me enseñaron lo que conocía y lo que quería plasmar mas que en letras, deje de ser invisible, siempre estoy en medio de todo, pero casi como un punto ciego, todos me ven, pero nadie me observa, el lo hizo, mas allá de unos ojos coquetos, mas allá de unos labios bonitos, mas allá de un cuerpo cubierto por ropa gigantesca, mas allá de la voz gruesa y poco fémina que me caracteriza, eran dos artistas amándose con un muro de aire en medio, dos artistas que se veían reflejados en las pupilas del otro, ¿Cuál es tu inspiración? Todo y nada, la inspiración viene de todo, pero es muy bueno cuando es conducida o inducida, si el supiese que en ese momento justo yo quería inducirle de una manera no muy superficial la inspiración, el curso de la noche hubiera sido muy diferente, yo quería cualquier cosa que relacionara mis labios y su piel, no quería pedirle permiso, tampoco lo necesitaba, pero si al menos una señal sublime me hubiera dado, creo que mi piel hubiera encontrado.

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