"Su cabello caía al lado de su
pecho era una enorme extensión de deseo, me hilaban y me ataban a ella, su
cabello me incitaba a quedarme atado sobre ella, sobre su pecho, sobre su
abdomen, sobre sus labios, sobre sus ojos que eran pozos infinitos, el alcohol
me había enseñado a tener coraje, sentirme indefenso solo era una muestra del
poder felino de la diosa canela que se apoderaba de mí, y yo sin temor ahora,
desnudo, sin mi espada, me ofrecía y guardaba mi momento para robármela a ella,
han pasado minutos, días ,no lo sé… pero seguimos desnudos en la cama, con la
evidencia de que todo este encuentro era necesario, incluso para el equilibrio
de la vida... "
(colaboracion de Daniel Garcia)
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