lunes, 29 de septiembre de 2014

"Ante los pies del temor" (primera parte)

“ la lluvia aterrizaba tenue mente sobre el rostro de ella, sus lágrimas se mezclaban con las gotas sagaces que reposaban en su piel, su mirada perdida hacia la nada, me confundía, me atrapaba melancólico, quise acercarme para admirarla más de cerca ella representaba lo que sentía,  la rabia, la confusión, el temor, la sensación atemorizante de impotencia.

Un hombre de contados años con una historia de vida no muy extensa, ni muy corta, pero para el poco tiempo que ha llevado consumiendo aire, ha tenido grandes decepciones, todo esto lo había vuelto profundamente frió, casi una roca sin sentidos, desconfiado, muy cerrado en sí mismo, esto es peligroso y dañino, ya que el corazón que se guarda todo se ahoga se desperdicia, esto lo atormentaba y lo encapsulaba a tal  punto de asfixiarlo con sus propios pensamientos he ideas, lloraba desconsoladamente hasta que le diera resaca y por ultimo quedarse dormido, pero todo no acababa allí  ya que solía caer en un sueño profundo he intimidante que lo hacia sentir como un pequeño desamparado, abandonado, la oscuridad lo devoraba de a pocos, casi como cuando una mujer lo tomaba en sus brazos y lo besaba era tan impactante que era imposible salir de ello, se sentía muy feliz, y de inmediato  aterrorizado, despertaba con esa escalofriante sensación de caer por un precipicio, era un círculo vicioso… despertar…llorar...dormir…y volver a caer a los pies de el temor.   "

Nezha Segunda parte -inicio-

"Su cabello caía al lado de su pecho era una enorme extensión de deseo, me hilaban y me ataban a ella, su cabello me incitaba a quedarme atado sobre ella, sobre su pecho, sobre su abdomen, sobre sus labios, sobre sus ojos que eran pozos infinitos, el alcohol me había enseñado a tener coraje, sentirme indefenso solo era una muestra del poder felino de la diosa canela que se apoderaba de mí, y yo sin temor ahora, desnudo, sin mi espada, me ofrecía y guardaba mi momento para robármela a ella, han pasado minutos, días ,no lo sé… pero seguimos desnudos en la cama, con la evidencia de que todo este encuentro era necesario, incluso para el equilibrio de la vida... "

                                                                                                     (colaboracion de Daniel Garcia)

jueves, 25 de septiembre de 2014

Nezha (Nata)

“La luna irrumpe en el firmamento, yo mientras tanto, descargo mi espada al lado de la taberna, mi cansancio opaca todo  a  mi alrededor, me siento en la barra, el licor quema mi garganta, mis  bolsillos están repletos de oro, pero mi mente, mi cuerpo, yo, me encuentro vacío y sumergido en mi amargura. De repente a unos metros de mi está sentada una joven, piel blanca, cabello dorado, una mirada amarga y tímida ella misma irradiaba pureza, su vestimenta blanca reflejaba la luz lúgubre  de ese lugar, me hallaba hipnotizado casi trastornado, por ella, había visitado miles de veces esa taberna, ¿Cómo era posible que jamás la haya visto? ¿Será su primera vez aquí? Me preguntaba a cada segundo… mi conciencia  decía caballero inútil deja tu armadura, tu orgullo vencido, y utiliza tu convencimiento… vamos… alcánzala…me disponía a levantarme, mi corazón palpitaba bruscamente, dolía, arañaba mi pecho…pero un hombre se acercó a ella (yo apenas me levantaba de mi silla) el, la beso en el cuello, la tomo de la mano y la levanto, ella parecía en otro lugar… no parpadeaba solo se dejaba  llevar por la mano que la aprisionaba, me sentí decepcionado y herido aunque no tuviera motivo, me encontraba  confundido… ¿Cómo es posible que ella provocara tanto en  mí, si ni siquiera me miro? Joder, despeje mi mente y decidí  salir tome mi espada que había dejado al lado de la puerta,  me largaría a la cama, fue una noche pésima, al menos lo que iba de ella, caminaba a casa, cantando mis coros de borrachín, afligido y excitado por el alcohol que llevaba, de inmediato escuche q alguien, me acompañaba cantando, pero no  veía a nadie solo escuchaba su voz y su pisar en las ramas y hojas, empuñe  mi espada, estaba aterrado y confuso, pregunte quien me seguía, cuando de entre los arbustos distinguí  una silueta femenina bastante provocativa a medida q se acercaba su imagen se aclaraba, abrí mucho  los ojos para distinguir mejor era hermosa, su piel era canela, su pecho perfecto y sensual, sus ojos, su mirada era llamativa, misteriosa, atrayente, era excitante tan solo mirarla ella sostenía una cantimplora con ron, recuerdo que le hable y ella me respondía con su vos sensual, empezamos a caminar juntos, reíamos, fijábamos miradas, eran muy momentáneas …llegamos a mi casa, a mi habitación… el ron todavía lo seguíamos bebiendo, en un momento pude ver que su vestido estaba rasgado en la espalda tal vez de las ramas del bosque donde la encontré, me acerque para ver su piel desnuda  a través del agujero de su vestido, ella se percató de que la espiaba y se giró bruscamente tomo mi mano y la puso en su espalda, tan solo en forma de reto... pero no fue lo único que toque, el tocar su piel me libero de inmediato, me acerque a besarla pero ella freno mi camino, y paso su lengua frente a mis labios, todo mi interior, fue la señal justa para darme cuenta que quería probar completamente su cuerpo, besarla y poner mi marca en ella, casi al instante decidí, desvestirla y observar su cuerpo desnudo, simplemente no pude contenerme más, bese cada centímetro de ella. Ella era una bestia infinitamente bella, tenía el poder de hacerme temblar con tan solo escuchar sus pequeños y sensuales gemidos, que vibraban hasta mi cerebro, esforzándome a continuar, sentía que la habitación se caía de a pocos, pero ella con su sola respiración, agitada, y agresiva la reconstruía en un segundo.
Por ese instante me olvide de mis penas y de lo desdichada que era mi vida, nuestra piel era levemente perfumada por una mezcla de licor y sudor, yo me fusionaba en su cuerpo y ella en el mío, era tan perfecto el momento en que ella se acercaba a besarme, mientras deleitaba mi vista con su  cuerpo, era una diosa, sagaz, cruel, era maldad pura, yo tenía sed y ella era el agua que quería beber.


Ya habían pasado las horas, el cielo se aclaraba y los rayos del sol empezaban a irrumpir en el ambiente, yo aun bebía de la fuente milagrosa que había encontrado, estaba agotado, mi placer era casi interminable, ella también se reflejaba así exhausta y aún más hermosa, se recostó en mi hombro,  desnuda, y la luz que entraba por las cortinas me dejaban admirarla totalmente, casi simultáneamente recordé a la joven de la blanca vestimenta de la taberna y pensé, ¿fue tan solo una distracción?  Para obligarme a salir de allí y encontrarme con la mujer que  ya reposaba en mi hombro?  ¿Fue una casualidad? Y me respondí, las casualidades no existen, nada bajo el sol ocurre por casualidad, ella era con la que debía estar, ella era la que motivaría mi camino, y le daría sentido a mi patética vida, solo debo  aguardar a que ella despierte, y me abandone…o se convierta en mi vida… ella se levantó y me miró fijamente… su cabello caía al lado de su pecho…”