Como puedo sentirme acompañado
desde esta soledad tan penumbrosa, mi visión se nubla, soy repetitivo, me
estrello con facilidad, a veces alejarme de todo suena mas sencillo, pero
llegan a mi esos labios tóxicos, esos que me consumen la vida y me aprietan la
muerte, los tendones se encojen al escribir se oxida mi sangre, vivo tras unos
ojos ciegos, ocultando la miserablesa de mi ser tras unos lentes de pavimento,
mientras ella se revolotea y se perfuma con mis sueños, sueños que un día le
dedique, sueños que nos prometimos juntos y termine batallando solo, como un
guerrero traicionado, concluí admirando a millones de luceros que me acobijaban
las lagrimas noche tras noche, he bailado un montón de canciones solo, pues tan
solo la brisa me hace compañía en ciertos momentos, me atajas de repente y caigo ante tus curvas
formadas a pulso de jazz, llegas con tus cabellos saborizados a caribe, con la
piel húmeda de café, con un iris disfrazado de tabaco, unos labios mentirosos,
con una voz de demonio célico, con un par de atributos moldeados por manos
condenadas. A lo que termino de contemplar la perdición que me representas ya
es tarde, pues ya he caído de lleno en tus parajes opacos, tendiéndome paraísos y cerrándome paso
en tus senderos, haciéndome sentir la escoria de tus misteriosos cuentos, haces
que me revuelque en el fango al que tanto le huyo, de nuevo te preparas para
salir disparada como águila tras presa, sabiendo que regresaras cuando calmes
el hambre y los sabores caseros te hagan falta, cuando yo como sobras sea lo único
sobre tu mesón, se que regresara con
esos ojos dormidos, también se que con
gusto lameré el suelo hasta posarme en el puente de sus piernas, como mendigo,
como un necesitado de amor falso, de ese amor con que ella me castiga, y me
censura de toda vida afortunada.
martes, 21 de junio de 2016
domingo, 12 de junio de 2016
Crónicas de Fomoré (3)
Esa ahí donde el viaje comienza,
no quiero frenar de nuevo, pero los obstáculos
a veces me atropellan y me dejan quebraduras gigantescas, las visiones se
nublan y es un absurdo pensar que todo mejorara, los sueños cargados de
adrenalina se destiñen, y los días maravillosos son mas escasos, ¿acaso no vez
que nos estamos desvaneciendo? siempre que te nombro es cuando estoy de nuevo
en la orilla de todo, cuando mi corazón arde por el vacío, ese que no se llena con nada, y apenas hallo
cura esta es momentánea.
A veces quisiera dormir mis
pupilas, regresar donde todo estallaba de satisfacción, todo es tan simple y la
humanidad lo complica con un pisado rápido y tenaz, que lastima por completo. Es
aun mas difícil cuando el dolor se palpa en todo el cuerpo, donde erizarse
y sollozar se vuelve tu vivir, donde la hilaridad es
fugaz, donde se juntan pedazos de personas, donde usted y yo nos encontramos
hoy. Coexistiendo entre un montón de anónimos semejantes a nosotros, viviendo
bajo cubículos de asfalto, inyectándose pixeles hasta el éxtasis, momificados por el mundo que se los esta engullendo.
“La gente no se
detiene a observar, hay mucha frialdad en el alma del mundo”
-Juan David Ocampo-
jueves, 2 de junio de 2016
Freyja (Segunda Parte)
El le parafraseo al oído mil
frases, la encontró en sus sueños en una banca, y la mortifico en realidades, le perdió el
rastro tras un par de encuentros… De
nuevo la encontró renaciendo entre colillas de cigarrillo, y una cama de
whisky. Su lengua empujo al oído de la joven el siguiente poema:- “Déjame
anclar mi averiada barca en la atarazana de tus brazos y que tus manos
reconstruyan la embarcación de mis sentimientos. Déjame embriagarme en la
profundidad de tus aguas y sumergirme entre las olas de tus deseos para saciar
la sed y mi apetito apasionado. Mucha agua fue vertida desde el día que las
sabanas fueran un pigmento, un matiz, una sombra, un elemento, una huella que a
tu esencia trascendía. Quede en ti, confinado en mi almohada, con las horas
rumiando tus parajes, cual playa que a las olas dan hospicio. Mi razón va
sedada en madrugada cuando evoco tu céfiro en mis viajes, dormido, cual bajel
en precipicio. Ahondar en tu cuerpo es un viaje, una travesía, un riesgo que
quiero volver a correr, quiero verte, saber cómo estás, sentir el olor de tu
piel y arrastrarte de nuevo a mí.”
A lo que la alicorada mujer respondió:
-¿Por que no estas aquí ahora? ¡Porque!
Si siento el aroma de tu sudor secándose en mis senos, tus labios colorados de
tantos besos, esos ojos dormidos que me alteran las entrañas que me encienden
la lujuria de una manera que no imagina,
esa espontaneidad que eres que simplemente me hace quererte tener sujeto a mi, que
me fumes y me consumas hasta el cansancio, que te aferres a mi clavícula con tus dientes,
y cures heridas con tu lengua, que seamos víctimas de la música, que atentemos
contra el otro, que me tomes con fuerza y me sostengas con tu mirada, hazlo con
tu hambre, flota entre mis suspiros y deja me entrometo en tu excitación. Como
una horda caníbal se desato el amor, descanse y halle la paz en el sueño, un evento que
nunca había sido. Despertar y darme cuenta que solo recargábamos deseos de
seguir perdidos en la piel del otro, donde la ropa estorbaba, y la seducción
nos manipulaba, yo te sentí tan mío, como mi cuerpo mismo. Esos besos eran mas
que eso, eran el primer acercamiento de mi ser hablándote y contándote todo lo
que te había esperado, no fue solo contacto y temperaturas a punta de fricción,
fue cadencia entallada en amor libre... te sentí mío, y mi cuerpo te reclama.
Ella dejo de mirarlo prendió otro
cigarrillo, y prosiguió: -Siendo pobres de conformismo, tratamos de encajar el
uno con el otro, formando un ambiente de sugestión y deseo, traspasaban las
sábanas el hambre y el coraje, llegando por momentos a tocar el techo en la búsqueda
de sí mismo en el otro...-Paro un momento, bebió un sorbo de whisky y completo :
-Yo te sentía, en mi sangre, recorriendo cada trazo de mi cuerpo y estallando
con furia en tan sólo un beso, devolviéndome el aliento que quitaste con tu
presencia, acariciaba tus labios y moría por tenerlos, en mí. ¿Acaso creías que
solo tú me extrañabas?...
El sujetó su mano, la miro a los
ojos, mientras ella buscaba sus pupilas y sostenía las aguas en su iris - He
sido tuyo, tan tuyo como mío. He perdido la cuenta de las horas en las que te
he pensado, en tan poco tiempo, el mundo se ve bañado de deseo, de tus
palabras, de tu poesía, de tus piernas y del dulce sabor que aún tengo en mis
labios. Así que no entrañemos el tiempo ni la distancia, porque pronto
coincidiremos en el mismo espacio, en el mismo momento; y sabrán tus labios
sincronizarse con los míos, danzando al paso de la canción que tú decidas. Será
furia, será silencio, pero sabremos qué ritmo escoger, según lo decida el
tiempo.
Nuestro tiempo será ordenado por
nuestros deseos, cuando ellos quieran nos guiaran a nuestro encuentro, donde
solo seremos verdades encontrándose.
Ella sonrió, - Haces de esto un
laberinto que quiero atravesar. –El se acerco a su cuello y le susurro, - ¡Encontrémonos
y perdámonos!
(...)
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