Enamorarme a punta de punk rock,
desenfrenar mis pasiones con metal de cualquier corte, simple, obtuso sentir de
mis días e ideas como los principios de estas locuras, fugaz como el ska y el
reguee que bailaba con desconocidos cuando llovía y estaba bañada en sudor del
agite de la alegría, poderosa, insaciable como el mas potente headbanger de los
mas poderosos suspiros, lento como el doom, pujante como el Hardcore, música
buena, música mala, música dañina, metamorfosis sonora, que nos reviste en las
mañanas y nos desnuda en las noches, como universos paralelos que habitan en
cada ser, somos avariciosos queremos robar cualquier pensamiento, acepto que me
equivoco entre vidas, me caigo, pero me incorporo rápido como entre letras de canción,
cargo un fusible de adrenalina bautizado con el liquido mágico de Gibson,
estamos manchados con la tierra y cegados con el cielo, un cielo limpio de
deleites, que nos araña la conciencia, rebrotar como pequeñas plantas silvestres,
entre un piso toxico empañado de sociedades de concreto donde solo el cemento
nos sirve de moneda en la cabeza, y cualquier choque astral, espiritual, es un
sarpullido ortodoxo, que me termina confundiendo con sus múltiples colores, es ahí,
donde concibo que todo es una farsa, y que tan solo la verdad hace parte de la mentira, nos mentimos, nos abrazamos con disfraces,
nos acongojamos con éxitos, y donde estamos parados, al fin y al cabo, todos al
borde de la nada.