Definitivamente es una escoria de vida la que llevo puesta. Mis
anhelos se extinguen como cenizas de cualquier cigarro barato, soy hija del
error, me bautizaron en nombre de la decepción, mi realidad me da repudio, y mis fantasías son
basura, me arrastro entre las oportunidades vanas de la necesidad y el
compromiso, me baño en una miseria a temperatura ambiente cada mañana, me
pavoneo con personas que no son mas que entes corporales, con la materia gris
desecha, y las preguntas impertinentes perfumadas en una ignorancia mas grande
que mis penas.
Ya me acostumbré
a tener la vista nublada, pues las lagrimas se convirtieron en algo permanente, el dolor en los huesos asciende
por tanta injusticia, mi cansancio no lo notan, al contrario me exigen tanto que
en cualquier momento me voy a partir pues mi frágiles pies no toleran tanto
peso, ya no tengo una respuesta ante todo, la cronología de mis días solo son
hormonas de crecimiento para la bestia ladina que se come el reflejo de la miserable que se postra frente al espejo.