martes, 7 de abril de 2015

Martina (Primera Parte)

Solemne, e   importante, tramada por la condensación del delirio masificado en cuestiones sublimes de un punto de ebullición efímero, lobreguez, de una maldición, una mas hermosa que persefone, atrapada por el holocausto hambriento de gritos ahogados, una lista de palabras interminables las que recitaba la robusta mujer,  en ese oscuro lugar, la música de opera alumbraba en túnel del oído, cegado por risas bruscas y humillantes, era la noche del verano mas helado, los rímeles ácidos oscurecían las bolsas marchitas de mujeres, la luz viajaba a un ritmo lento así como el humo de tabaco,  ese mismo humo de tabaco y otras hierbas voladoras que chocaba con los escotes cuadrados de las mujeres que dejaban descubrir la línea de sus senos, perfectamente formados redondos y cubiertos por una piel de nieve, esa nieve de repente la música cambio el swing se adueño  de las caderas ardientes de latinas infiltradas, New Orleans en la sangre les corría así estuvieran a kilómetros cósmicos de allí,  el éxtasis promovido por una tradicional euforia, mas peligrosa que narcóticos, la sangre fluorescente del campo abierto, una armonía caótica mas contra procedente que espíritus furiosos, la voz perdida de esa mujer obesa, esa que cantaba con la garganta drogada de pasión para entretener sus observadores, ella llena de belleza, máxima expresión capaz de explotar con esa exótica fuerza, sensualidad alienígena, un vestido ancho similar a una cortina vino tinto que vi en casa de mi abuela hace tantos años, un cabello rebelde y crespo oscuro como el lugar, el diafragma distribuido en dos pechos grandes, una voz lírica potente, irradiaba un rayo de alegría gris, ocultaba  sus ojos atravez de un antifaz de señuelos disfrazados de músicos, habían como doce personas en escenario, pero ella común y sin chiste, tenia mas que mostrar que el arsenal de payasos que la acompañaban, podía estar como una estatua y seguiría provocando lo mismo.
El swing, y el jazz candente se calmaron, tomo una copa de vino tinto para hidratar la peculiar garganta, bajo del escenario donde llevaba horas paradas como un bufón divirtiendo a su publico, se sentó justo en un rincón desierto de humano alguno, movía la cabeza levemente mientras escuchaba las notas de la música pre grabada que ahora irrumpía en el bar, las parejas desenfrenadas conducían histéricas a los baños a desatar sus pasiones estúpidas, mientras ella parecía disfrutar mas de su vino, y un humo dañino expulsado por otros, no tolero ver que es tan feliz sola, pagana, cruel, con un misterio tan exquisitamente toxico, gusanos perpetuos del mundo carcomiéndose mi mente con oscilaciones ponzoñosas, apetecía sus secretos, ¿que se escondía detrás de semejante  fémina? una señora que se merece mi respeto, admiración, pero no mi amor, por que si llegara amarla, destruiría lo que mas me gusta, su libertad furtiva e incoherente, y amarla en libertad activaría en mi un recelo mortal. Pensé durante horas en modorra viva, mientras la observaba cubierto por los cuerpos que allí estaban, me asuste cuando voltee a su mesa y no estaba, mis pupilas giraron por todo el lugar, buscando su adiposo y perfecto ser, cuando me levante de la mesa para recorrer mejor con periferia el lugar se paro frente a mi, coloco una botella de vino tinto en la mesa y tan solo una copa.

El gélido apocalíptico me cubrió el cuerpo, sus ojos eran apagados, muy oscuros, con una mirada atrayente perturbadora y lozana, como ella misma, sus horizontes grises eran tan atractivo como el paraíso para un buen cristiano, despejado de miedo, me fije en esas pupilas infernales, a lo que ella dijo - ¿hay tantas mujeres lindas por aquí, por que miras tanto a una birria como yo? -las mujeres de aquí tienen  nieve en la piel que se derrite a medio amanecer, dejando ver la crueldad de la pasión, asesinando toda belleza que se estrangula con la mujer fácil, me miro de pies a cabeza y dijo - tienes mucha razón, la mujer de nieve es muy frágil, y gastada, se queman con facilidad cuando no controlan sus temperaturas...

sábado, 4 de abril de 2015

Belenus

"Eres delicioso a la vista, nose que tanto al tacto, tu piel parece áspera, húmeda debe ser irresistible, como me encantas, con esas líneas talladas a punto de esfuerzo, unas cloacas oscuras que se forman en tu vientre paso seguro para mis labios, hallo fascinante tu mente mas que su cuerpo, la sangre de un artista debería congelarse a tal punto que solo se evapore y queme con una debilidad astral hecha carne, me encantaría ser esa debilidad."